3 sueños
1.
Recuerdo que uno de los primeros sueños que tuve contigo fue sobre un lugar que quedaba entre Monte Rubio y La Morita, un lugar escondido, un espacio intermedio a nuestras casas con cabañas, árboles y albercas circulares. No íbamos, solo lo veíamos de lejos. Hace unos días soñé con ese punto medio entre Monte Rubio y La Morita, pero ahora ya no era el mismo sitio. Ahora ya he recorrido ese espacio intermedio, ya sé lo que hay. Y en el sueño recorríamos las calles sinuosas desde abajo hacia arriba, y descendíamos, y subíamos, y llegamos a una casa, que yo sabía que de alguna forma era nuestra. Una pequeña construcción gris, con apenas una cama, libros y revistas amontonadas y al fondo un gran jardín verde.
2.
Hace meses que no tenía un sueño tan siniestro. Creo que estuvo influenciado por un poema que leí sobre arqueología de microorganismos post-apocalípticos. En el sueño estábamos en una gran explanada de noche en una exhibición o un evento de arte. Entre los murmullos la gente comentaba que era rarísimo el tono sombrío que tenía el evento. Con poca iluminación, muy inhumano, y con ambientación sonora de sonidos incómodos de rechinidos metálicos. A continuación, en la explanada había un escenario vacío iluminado al centro en donde alrededor había sillas para sentarse. La poca gente que se había quedado se sentó en las primeras filas, pero otros se quedaron a las orillas. Nada ocurría, solo la sombra de las orillas se iba acercando, y las sillas vacías de las periferias se iban absorbiendo. Preocupado, les decía a las personas que estaban lejos que se acercaran, que no dejaran que la oscuridad los absorbiera, pero eventualmente nos tragaría a todos. Una vez tragados veíamos un mundo de insectos, de hormigas, de escarabajos, de arañas. En un futuro muy lejano, nuestros cuerpos serían los de esos insectos. Pero por la evolución de millones de años, eran cuerpos mutados, desmembrados, incompletos. Sin torso, sin patas traseras. Solo tenían cabeza y una o dos extremidades delanteras. En el sueño, en la exhibición, en el performance o lo que haya sido, se mostraba las consecuencias de esa vida con cuerpos modificados por millones de años.
3.
Iba camino a tu casa en coche. Pasaba La Huerta, el Monumento y al dar vuelta en la esquina del banco, me detuve porque vi que estaban sacando cosas de un edificio. Era Fermín y otras personas que no conocía. Alegres de verme me decían que desde que me había ido todo se había venido abajo y que ahora estaban desalojando el espacio. Solo quedaba llevarse lo que nos sirviera, me decían que si quería algo me lo llevara. Agarre una bolsa de cuero. La única triste era una mujer (morena de cabello chino) porque para ella ese lugar o ese trabajo era su vida, la abracé porque sentí su tristeza. A pesar de que eran calles que conocía, me daba cuenta que había cosas que nunca había visto, como una iglesia. Me quedé explorando las calles y no llegué a tu casa.